A mi país, España, que no es una marca, sino una gran nación de ciudadanos.
En democracia la corrupción no se discute, se persigue y se condena. La democracia pasa por un grifo pasado de rosca, los partidos políticos y uno piensa si la propia Justicia no es que ya no sea eficiente o eficaz, o si le interese tocar ciertos casos, que un político vaya a la cárcel es más una anécdota que un hecho lógico, en ésta, más que dudosa democracia, aunque Platón al final de sus dias concluyera que era el menos malo de las posibles formas de gobierno. Busquen a dos o tres filósofos en política para confirmar la excepcíón. Poeta hubo uno hace poco, en el anterior gobierno y no fue mal ministro de cultura. Lo que ya dudamos los ciudadanos no es tanto la intención de la Justicia para actuar, sino su propia capacidad, el propio hecho más material y crematístico de que cuente con el tiempo y los medios posibles para llevar a cabo sumarios tan enormes y complejos.
En la teoría de los costes éticos he querido demostrar como la ética produce gastos, deudas, y lo peor, la descomposición social, política, y por supuesto ¿cómo no iba a serlo? económica de toda una nación, cuyo lavado de imagen a través de una marca se demuestra imposible. Nada mejor que la observación y la experiencia de uno mismo, comenzando por algo tan propio como su propia empresa, como se pasa de las cestas con jamones y los brindis con champán a las guerrillas entre managements, y claro, viene la auditoría, la sagrada comisión, la sagrada lavadora moral de la auditoría, cruel contra el enemigo y autoindulgente con lo propio ¿qué acueducto no chorrea?.
La empresa, como el Banco, factores básicos para el funcionamiento del motor, expulsa no al que habla sino al que dice, es peor, es que no dejan ni que te equivoques, ¿cómo vas a hablar de ética si se roba, si ves al presidente de tu empresa o de la patronal con rubores en la cara, si el sindicato se cobra de tu liquidación? ¿quién desea el discurso de un intelectual, quién deseaba o desea hablar de ética si hasta los filósofos la redujeron a una ética de mínimos?. Triste es que en este país el discurso de un poeta valga millones pero a condición de que se muera antes y después pase medio siglo. Me siento y estoy en la misma España de Larra.
Mi conciencia de empleado, de intelectual, de humanista y de poeta queda cumplida, en teoría y en acción. He mandado cartas de la existencia de este blog a mi empresa, a la zarzuela, a la moncloa, a los dos partidos, a periodistas, con la profunda convicción de que a nadie le interesaba hablar de ética, seré ingenuo pero no tanto. Así al menos que se consuma el silencio ajeno, pero no el mío, que nadie me diga que no hice nada por mi país. No hay más comentarios, no hay sólo uno, la ética invita al silencio, porque hay mucho que callar. ¿Qué mas se puede decir del derrumbe, sin miedo, sin asco, sin perplejidad?
La ética de mínimos desde la esfera del poder se quedo en cero, en nada, la única esperanza es empezar de nuevo, el discurso crepuscular está casi completo, el discurso natalicio comienza, en la Edad de la Ética, el poeta mató la Era de la Imagen y todos sus decorados de teleñecos y mamparas y pósters y sonrisas de cartón piedra.
el Beni, poeta y humanista. 4 de Febrero de 2013. Año 1 de la Edad de la ética.
