"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo."...." es decir....buscar el sentido de todo lo que nos rodea." MEDITACIONES DEL QUIJOTE, José Ortega y Gasset.."

martes, 5 de junio de 2012

SOBRE LA DEUDA MORAL

      En las organizaciones pasadas y presentes fué naciendo un interés por ser socialmente responsables, se ha usado la ética como un factor, pero al servicio de la imagen, un imput de la reputación corporativa y al servicio de eso que se ha venido en llamar la moral de los negocios. ¿Acaso no hay una ética en los bancos, en las matrices y otra en las sociedades de capital riesgo?¿Acaso las rencillas por el poder no le cuesta a los socios y accionistas recortes en los dividendos y el despido a los trabajadores? -pregunto-. La autoridad ética, en valores, en axiología  poco podía decir si no quería disgustar al patrón, al igual que los analistas de riesgo que, han sido muy prudentes, para ellos, e ineptos, para los demás. 
     En la Edad de la Ética, nos encontramos sin muchos expertos en ética y menos con el deseo de poner en la mesa la visión sincera de lo que se vé: el decorado de cartón piedra, como en la película de Fellini, Ocho y medio. No ha habido responsabilidad común hacia las generaciones futuras, se ha generado un resentimiento en España, que perdurará en los jóvenes y quizá olviden los nietos. ¿Quién habla hoy de la inmensa deuda moral contraída hacia la sociedad por gestores que se han forrado y han huído al agro o al paraíso? Sus hijos, que además de enchufe querrán tener oportunidades propias se lo recordarán, que pena de país, con lo que costó salir de la Edad media...la deuda moral contraída por las élites en España dobla la económica, eso no se dice- han repercutido los desmanes del ladrillo en los trabajadores y en los débiles, la rebelión de las élites se produjo con el abandono de la cultura y el diálogo por el pragmatismo del negocio, en manos de los expertos en finanzas y litigios. En esta edad del Cobre, que no quede esto sin decir, la experiencia es dura y la ilusión en ayudar en lo que se pueda, constante, pues, si se abre una brecha de agua en la quilla de la incertidumbre, hará falta una ética sin maquillaje y sin brea. Una ética discursiva, para un pabellón sin público, quizá.

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lunes, 4 de junio de 2012

El MINI-VERSALLES ALEMÁN

¿Alimentaron la burbuja inmobiliaria española los bancos alemanes? No lo sé. Lo qué si sabemos es que Alemania  tiene crédito a cero y que Alemania vá muy bien, que especula y crece; y parece, que no quiere soltar un duro sin reparaciones, sin ocupar las economías ajenas, ese viejo desprecio hacia la disipación de la ribera mediterránea. Y Francia siempre en medio, jugando a dos bandas, las dos Francias que se alternan.
Si nos inundaron de dinero, ¿por qué lo cogimos? ¿qué hicimos con él? ¿quién paga ahora?. Lo cierto es que estamos a punto de que nos den una vuelta más en el garrote de la garganta, no se fían, hemos perdido confianza en Europa. España e Italia son las patatas calientes, Berlusconi dice que Alemania se vaya a hacer puñetas del euro, culpar a Alemania, el vecino rico, tampoco sería justo, creo. Hace unos pocos años, Alemania hubiese acabado de pagar las últimas reparaciones impuestas en el Tratado de Versalles por su responsabilidad en la Gran Guerra, esas condiciones que denunció Keynes como impagables y que llevó el hambre, la miseria, la revolución, el nazismo y la segunda guerra a los alemanes de la República de Weimar. Si Alemania jamás expiará del todo la barbarie nazi, sí que le queda la única excusa razonable para justificar el ascenso del nazismo en la desesperación del pueblo alemán. Los costes de la segunda guerra mundial lo pagó el bloque aliado por miedo al soviético. Alemania emerge como la madre austera de Europa, la que dá lecciones e impone el ahorro a los demás, habría que recordar que en cada economía deprimida, hay un Führer  esperando para coger la bandera de los desesperados; en Grecia ya hay uno que, admira e imita, con nostalgia y sin tapujos, su pasado y sus cruces. Lo grave, es que no se trata de una parodia.
     El Beni, a 4 de junio de 2012.