MANIFIESTO DE LA ÉTICA ESPAÑA.
De nuevo, para tod@s
La Marca España es un fetiche de moda, España no es una Marca es una gran nación con un capital ético conjunto, que depende del valor moral de las personas y de sus ciudadanos, del conjunto social y de sus instituciones económicas y representativas. Si ascendemos desde el ciudadano hacia la institución, en la edad de la ética, el valor es ascendente, y en la edad de la imagen, casi todas las instituciones transcendentes han sido tocadas, por el rubor, que es el color de la vergüenza.
La Marca España es una construcción metafórica de la imagen de nuestro país. El cartel de la autopista esconde la basura y potencia las virtudes. Es un riesgo moral. La verdad, cuando se dice deviene en un escándalo y provoca cinismo, es decir, empeora al enfermo. Si por ejemplo, su majestad el Rey, que es un referente, una simple fotografía de su bota pisando a un elefante abatido, rompe la reputación de la marca y vuelve muy vulnerable a la casa real, tanto como para Nestlé los raviolis trufados con carne de caballo, ambos han pedido perdón. En las actuales circunstancias la imagen y sus metáforas nos hacen muy vulnerables ante el reflujo cínico.
En un país donde la palabra ética está prohibida, para eso está "responsabilidad social corporativa", ni siquiera ya esa ética de mínimos que proponía el profesor Aranguren, el discurso moral y ético está al servicio de la imagen de la empresa, de la institución, del partido, cuando toda política, en su deber ser, tendría que estar al servicio del valor ético, ¿qué auditoria es completa?. Era una estrategia de cosmética donde la crema otorgaba belleza al rostro, en la era del fotoshop, pero la misma imagen, que es cruel, puede amanecer en un periódico con la cara fresquita y lavada, presentando todos los granos y todas las arrugas, la belleza fingida deviene en monstruo, no hay equilibrio en la mentira.
En la teoría de los costes éticos y en la edad de la ética, el capital ético es un valor económico de las personas que se repercute en las instituciones, las mismas que hasta hoy expulsan de su seno a los más críticos, a los más creativos, a los que dicen la verdad, es decir, a los mejores, porque la verdad, repito, es hoy el escándalo, y los oídos deben acostumbrarse de una vez a la franqueza, la lealtad puede tener motivos muy dudosos.
La Marca España es una construcción metafórica de la imagen de nuestro país. El cartel de la autopista esconde la basura y potencia las virtudes. Es un riesgo moral. La verdad, cuando se dice deviene en un escándalo y provoca cinismo, es decir, empeora al enfermo. Si por ejemplo, su majestad el Rey, que es un referente, una simple fotografía de su bota pisando a un elefante abatido, rompe la reputación de la marca y vuelve muy vulnerable a la casa real, tanto como para Nestlé los raviolis trufados con carne de caballo, ambos han pedido perdón. En las actuales circunstancias la imagen y sus metáforas nos hacen muy vulnerables ante el reflujo cínico.
En un país donde la palabra ética está prohibida, para eso está "responsabilidad social corporativa", ni siquiera ya esa ética de mínimos que proponía el profesor Aranguren, el discurso moral y ético está al servicio de la imagen de la empresa, de la institución, del partido, cuando toda política, en su deber ser, tendría que estar al servicio del valor ético, ¿qué auditoria es completa?. Era una estrategia de cosmética donde la crema otorgaba belleza al rostro, en la era del fotoshop, pero la misma imagen, que es cruel, puede amanecer en un periódico con la cara fresquita y lavada, presentando todos los granos y todas las arrugas, la belleza fingida deviene en monstruo, no hay equilibrio en la mentira.
En la teoría de los costes éticos y en la edad de la ética, el capital ético es un valor económico de las personas que se repercute en las instituciones, las mismas que hasta hoy expulsan de su seno a los más críticos, a los más creativos, a los que dicen la verdad, es decir, a los mejores, porque la verdad, repito, es hoy el escándalo, y los oídos deben acostumbrarse de una vez a la franqueza, la lealtad puede tener motivos muy dudosos.
el Beni, 21 de Febrero de 2013 occidentallab.blogspot.com
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