¿Puede un individuo por su cuenta formarse, tomar las competencias olvidadas, por ejemplo la ética y la innovación e intervenir con su voz en una organización? ¿Es lícito usar la contra-estrategia para mediar en un conflicto desde la autoridad moral? ¿Qué puede hacerse dónde no existe comunicación, ni reconocimiento, ni participación posible? El riesgo a asumir por el individuo en la intervención ética es el centro de salud mental, el pijama verde, la nueva cárcel para el humanista, para el intelectual, ya no hay tortura, sino el desprecio más absoluto. No se quiere escuchar, el autor es aislado y/o despedido, por eso el humanista se encierra en su obra o en la universidad y en la empresa se calla. La ética en sí no es un negocio. La ética es crítica y por tanto algo violenta. No hay innovación sin ética puesto que sin comunicación ni discurso ¿dónde se administran las ideas? ¿qué derecho es posible sin voz? ¿cómo hablar de uno mismo como autoridad ética sin exponerse al ridículo? Bueno, junten al equipo de su empresa más preparado intelectualmente y que juzguen, si alguien quiere la competencia ética de la organización que salga del armario y la asuma, pero que escriba y sea público. ¿Ha visto usted algo parecido alguna vez? Por favor....la confianza ha venido dada por el interés en el beneficio, en tiempos de pérdidas y conflictos se plantean estas cuestiones tan tontas. He visto mundos, amigo, lleno de rubores, y palidez, escribo esto mientras todos los poderes del estado están pasando por los banquillos. Hay una memoria económica que nunca olvidaremos, nosotros, los parados. Acaso.. ¿queremos para mañana la España de hoy?
el Beni
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