El humanista trabaja desde un espacio de representación, es deber suyo, creo, generar la imagen de la empresa ideal y factible, no utopías, pero sí añadir en la representación condiciones de posibilidad y traer cuanto antes al presente, la organización de premio, de dentro de 15 años. Si Miguel Ángel y Leonardo sufrieron desprecios, salvando las distancias de tan grandes genios el humanista actual sigue sufriendo de la incomprensión y del desprecio por parte de la empresa, se ha llegado a hablar del fin de las humanidades y de su presencia en las empresas.
Pienso, que el tajo del humanista en las organizaciones de conocimiento está en añadir pensamiento y en la función crítica, lo que desgraciadamente requiere asertividad y valentía en el decir, es el coche escoba que no deja atrás las áreas de incertidumbre, al contrario, el humanista, debe ser vigía del declive y de la falta de discurso de una organización, completar equipos desde la teoría y la práctica más indigesta, pues el presente continuo ha ido descartando pensamiento por inútil y poco rentable, de tal manera que toda la fuerza de la práctica se ha concentrado en niveles urgentes, contables y legales. Una organización debe pensarse, en su misión, en su horizonte, en su pasado, afrontar cambios, estudiar el medio, generar texto y contenido, y desde la cultura los humanistas podemos aportar nuestro grano de arena, si una organización está formada por personas, ¿cómo va a ser despreciable el conocimiento humano?. El Beni.
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