No se asusten. El tonto soy yo. Compré un piso hace ocho años y ahora cuesta la mitad. Ahora el dinero vale el doble. La moraleja es que hay que aparcar el sentido común, sonreír ante los consejos de tus seres queridos y confiar en tu intuición. Comprar cuando todo el mundo vende y viceversa. Me siento como si me hubiera quedado con uno de aquellos bulbos de tulipán que llegaron a costar cien mil euros.
El ser humano no espabila lo que quiere decir que todavía me tocará vivir otra recesión en las puertas de mi retiro, allá cuando tenga sesenta y tantos y esté aprendiendo a vivir, cuando la vida yá, se me haya pasado, como a Montaigne.
En fin, nos han educado para el trabajo pero habrá que ir haciendo algún hueco para los placeres. De momento seguimos en el paro y una máquina de tickets hace mi labor de cajero con el consiguiente cabreo de los clientes, humedad en el cartón, fallos mecánicos en la barrera, falta de cambio, la voz de una señorita que dice espere, por favor, espere, en un escenario, solitario y gris, un parking.
En fin, nos han educado para el trabajo pero habrá que ir haciendo algún hueco para los placeres. De momento seguimos en el paro y una máquina de tickets hace mi labor de cajero con el consiguiente cabreo de los clientes, humedad en el cartón, fallos mecánicos en la barrera, falta de cambio, la voz de una señorita que dice espere, por favor, espere, en un escenario, solitario y gris, un parking.
Yo viví los tiempos gloriosos de la gran hostelería, un empleado por habitación, trescientas habitaciones trescientos empleados, el lujo era más bien el personal que envejecía sobre los mostradores y toda la documentación se llevaba con bolígrafo y papel, uno podía vivir de las propinas y el cliente exigía el lujo que pagaba, hoy ni se paga ni se exige, se aflojan las plantillas y se despiden a los cuarentones, quienes tienen la experiencia y el cariño en el trato. La pérdida de calidad del sector turístico es algo evidente, para cualquiera que haya conocido la hosteleria de los ochenta.
Luego vino La Era de la Imagen, Openning tenía unas academias preciosas, el presidente de Fórum Filatélico era de misa diaria, Caja Madrid una obra social envidiable, hasta los Bancos querían ser Cajas, el Banco decía, eh...que yo la imagen la tengo que pagar. Las Cajas - salvemos las excepciones- que nacieron para combatir la usura fueron un lazareto para el residuo político, la caja - salvemos las excepciones - se hace hoy banco basura y el Monte de piedad un almacén de bidones y calaveras.
el Beni, poeta y humanista.
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